Normalmente los presidentes suelen tomar decisiones no muy sabias y que molestan a la población en general. Sin embargo, cuando son apoyados por su gobierno o el Poder Legislativo los ciudadanos se resignan a decir que todos los Gobiernos son iguales y ninguno sirve para nada. Pero cuando las decisiones son tomadas únicamente por el presidente y respaldadas por dos o tres personas es un abuso de autoridad increíble, peor aún justificarse diciendo “una golondrina no hace verano”.
Si hay algo en este país que no podemos negar es la sobrepoblación que se sufre en las cárceles, Costa Rica necesita reestructurar el sistema carcelario, crear más centros privados y no liberar aproximadamente a 100 reos por mes.
Según los datos del Departamento de Estadística e Información del Ministerio de Justicia y Paz la sobrepoblación en el sistema penitenciario costarricense sigue en crecimiento, y se mantiene en una situación crítica. En el 2005 el índice de sobrepoblación era de un 4%, mientras que para hoy en día ya alcanza el 54% (un 50% más), lo que se traduce en un aumento del 4.793 personas.
Esto demuestra la urgencia reconstruir la cárcel de San Lucas que dejó de funcionar en 1991 o se podría construir nuevos centros penitenciarios con toda la plata que se roba el gobierno, ¡ah no! Pero es más fácil liberar a violadores, asesinos, asaltantes y así aumentar la inseguridad del país.
La Defensoría de los Habitantes y el Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura ha venido alertando a las autoridades competentes que la sobrepoblación y el hacinamiento tienen consecuencias graves en los derechos humanos de la población no solo privada de libertad sino también en el personal que labora en el sistema.
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