La tecnología podría ser nuestra droga

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La tecnología se ha convertido en una herramienta fundamental y cotidiana del ser humano de la cual considero que nos ha hecho la vida más fácil, nos ayuda a crear conocimiento, realizar investigaciones, ayudar a la comunidad y medio ambiente, etc. La tecnología no es mala por sí sola; sin embargo, cuando la transformamos en un pequeño aparato electrónico que puede ser tan práctico de llevar a todas partes, su uso puede llegar a ser irracional y adictivo.


En estos días me puse a pensar en el tema de la adicción y me preguntaba, ¿cuántos de nosotros hemos criticado a una persona adicta a las drogas, al alcohol, al tabaco? … diciendo, esa persona sólo piensa en fumar, Juanito se olvidó de su esposa porque siempre lo veo en el bar tal … y se nos olvida que muchos de nosotros, así como un alcohólico lleva su botella a todas partes, nosotros llevamos nuestro celular donde sea que vayamos, incluso hasta el baño, no podemos vivir sin nuestro móvil de la misma manera que el drogadicto no puede vivir sin su droga, dormimos con nuestra jeringa digital por miedo de perdernos de algo; así como el adicto a la heroína.



Cada adicción tiene una acción, un efecto negativo. Los adictos al alcohol beben hasta perderse en sí mismos, los adictos a la heroína se inyectan para buscar el placer intenso y cierta euforia, los adictos al tabaco buscan un espacio de relajación, los adictos a la pornografía ansían satisfacerse visualmente con un mundo sexual ficticio… ¿y nosotros?, acordamos citas amorosas por teléfono, estamos en una cena con nuestra familia y estamos al celular respondiendo mensajes al novio, novia, amigo o amiga, terminamos relaciones amorosas por mensajes, nos perdemos de información importante en la universidad por estar respondiendo mensajes, perdemos concentración en el trabajo porque pasamos revisando nuestro celular, vamos en el bus y nos perdemos de lo que sucede alrededor porque nuestra mirada va en frente de WhatsApp, Facebook, Instagram … nos hablan y ya no miramos a los ojos, miramos la pantalla. Todo esto como cualquier otra adicción provoca perder cada vez más la comunicación personal, la interacción con los otros y nuestro entorno.


Por supuesto que, cada adicción tiene sus consecuencias, el tabaco afecta los pulmones, el alcohol puede provocar cirrosis, la heroína casusa alteraciones cardiovasculares, la adicción a la pornografía incita al concepto equivocado del sexo, y al igual que todo esto la adicción a la tecnología tiene consecuencias y algunas irreparables como el síndrome del túnel carpiano, daños en la audición, problemas mentales, sobrepeso y obesidad, daños en el sistema nervioso, enfermedades oculares.


Es más difícil aguantar no revisar Twitter y Facebook que el consumo de cigarros y el alcohol, según un estudio realizado en una universidad de Chicago. Me atrevería a decir que el deseo por los medios tecnológicos podría ser más difícil de resistir debido a su alta disponibilidad y porque se siente como que no cuesta mucho ceder ante estas actividades, a pesar de que uno se quiera resistir.

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